José Carlos Somoza nació en el año 1954 en La Habana (Cuba) pero desde muy niño residió en Madrid al abandonar su familia la isla caribeña un tiempo después de la subida al poder de Fidel Castro.
Estudió medicina y se especializó en psiquiatría, abandonando su profesión para dedicarse por completo a la literatura a mediados de los años 90.
Varios premios, como el de guión radiofónico organizado por Radio Exterior de España, el accésit del Gabriel Sijé por la novela corta “Planos” (1994) o el Cervantes de Teatro por su obra “Miguel Will” (1997), fueron sacando del anonimato a este escritor tan admirador de Jorge Luis Borgescomo de Laurence Sterne, quien con “Silencio De Blanca” (1996) consiguió relevancia mediática al conseguir ganar el premio de La Sonrisa Vertical.
“La Ventana Pintada” (1999), novela con el protagonismo de Javier Verdaguer, un hombre evadido en el cine, logró el premio Café Gijón de Novela. Con “Dafne Desvanecida” (2000), libro centrado en un hombre amnésico enamorado de una mujer desconocida, fue finalista del Nadal, mientras que con la novela “Clara y La Penumbra” (2001) consiguió ser galardonado con el premio Fernando Lara.
Otros títulos de su prolífica carrera son “Cartas De Un Asesino Insignificante” (1999), con una traductora inmersa en una historia inquietante que pone en peligro su vida, “La Caverna De Las Ideas” (2000), una de sus mejores entregas con una intriga ambientada en la Grecia clásica, “La Dama Número Trece” (2003), protagonizado por un profesor de literatura angustiado con pesadillas o “La Caja De Marfil” (2004), con una trama que gira en torno a la desaparición de una muchacha madrileña en un pueblo andaluz.
“ZigZag” (2006) era una intriga con apuntes de ciencia-ficción.
En “El Detalle” (2005) se recogían sus novelas breves: la premiada “Planos”, “El Detalle” y “La Boca”. Con “La Llave Del Abismo” (2007) ganó el premio Ciudad de Torrevieja.
En “El Cebo” (2010) creó una intriga criminal con una experta en conducta criminal con el objetivo de atrapar a un peligroso criminal conocido como “El Espectador”.
Croatoan. El correo enviado por Carlos Mandel contiene tan sólo esa palabra. El maestro, suicidado dos años antes, dejó programado este mensaje para que le llegara a una serie de conocidos. Un aviso que parece relacionado con los extraños sucesos que están ocurriendo en todo el mundo. Miles de animales aparecen muertos en las costas y el resto actúa de forma desconcertante.
Por si fuera poco, se comienzan a repetir dantescas matanzas entre hombres que no parecen ser hechos aislados. La etóloga (experta en comportamiento animal) Carmela Garcés, antigua alumna de Mandel, trata de encontrar un razonamiento a la escalada de horror y sangre que se extiende como una enfermedad contagiosa y que va camino de acabar con la raza humana.
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